viernes, 7 de mayo de 2010

LA FABULA ENTRE EL COCODRILO Y LA ZORRA

FÁBULA DEL COCODRILO Y LA ZORRA

Una vez, había en un río grande, un cocodrilo muy gordo. Por otro lado había una zorra. El cocodrilo, se llamaba Bocaditos y la zorra Recascamiau. Un día muy caluroso de verano
Recascamiau, teniendo mucha gana de beber agua, se acerca al río y momentos antes de llegar a beber Bocaditos, levanta la cabeza y es clama:
-¡¡Tengo mucha hambre!! ¡Si te acercas te comeré!
Recascamiau da un gran salto diciendo:
-¡¡Vaya susto que me has dado!!
Pasado un momento Recascamiau, le pregunta:
-¿Como te llamas?
-¡Me llamo Bocaditos! ¿Y tú?
-Recascamiau, me dicen. ¡Tú dices que tienes hambre! ¿Por qué no comes? Con la gran cantidad de buena comida que hay en el monte.
-¿No me ves, que estoy muy pesado? Y no me puedo mover fuera del agua.
Recascamiau, le dice, aprovechando la ocasión.
-¡Bocaditos! ¡Por qué no hacemos un trato! Tú, me permites beber agua, sin hacerme daño, y yo te traigo la comida del monte.
-¡De acuerdo! -Dijo Bocaditos-. Te dejo beber siete lengüetadas, me traes comida, después bebes cuanta agua quieras.
Recascamiau, le dice a Bocaditos:
-¡Firmemos el pacto! Alarga esa cola, que te la estrecho con mis dos patas delanteras.
Durante algún tiempo, se estrecharon patas y cola. Después pasaron a la acción. Recascamiau, tomó sus siete lengüetadas de agua. Marchó para el monte en busca de cumplir lo acordado con su oponente y de ésta manera poder saciar su desesperante sed. Pasado larguísimo rato -habiendo pensado Bocaditos, de que Recascamiau, se había burlado de él-, se presenta con un cabrito entre sus dientes.
Al llegar a dos metros de Bocaditos, se para y...
-¡¡Hola!! ¡Hola! Bocaditos, ¡Ya estoy aquí! ¿Creías que no volvería? Pues ya puedes ver como cumplo lo acordado, aquí tienes éste cabrito. Te digo que mi tardanza, ha sido al no poder correr con toda mi fuerza, al encontrarme tan desidratada, por la falta de agua en mi cuerpo.
Bocaditosle dice:
Entrega me el cabrito! Y ¡Ya! Puedes beber todo y cuanto necesites. ¡Ten cuidado no vallas a reventar!
Comieron y bebieron. Después descansaron haciendo un largo sueño, ya que lo necesitaban. Estuvieron largo tiempo, cumpliendo lo tratado entre una y otro. Llegaron a tal extremo de aburrimiento, que un día Recascamiau, se dirige a Bocaditos.
¡Mira Bocaditos! Se me está ocurriendo: que visto la monotonía que tenemos. ¿Por qué no montamos una fiesta con todos nuestros amigos.
Bocaditos.
¡Sabes que veo muy razonable tus ocurrencias!
Recascamiau.
¡Pues sabes qué! Tú, invitas tus amigos y amigas y yo a los mios.
Bocaditos.
-¿Para cuando montaremos dicha fiesta?
Recascamiau.
-Podemos hacerla el último día de mes, y así celebrar que hemos convivido juntos durante todo el mes.
Bocaditos.
-¡Muy bien! Así avisaremos a nuestros amigos.
Recascamiau, marchó para el monte. Según iba caminando, colocaba señales indicativas para que todos los habitantes del monte supieran que estaban invitados a dicha fiesta. Bocaditos, por su parte, como era muy pesado, se limitó, ha comunicarlo por medio de todos los que pasaban por su lado.
El día señalado y por la mañana, fueron llegando los de una parte y otra. En una gran explanada junto al río, se fueron juntándose con mucho respeto y gran alegría, los anfibios, fueron saliendo del agua y los que puramente eran sólo de agua, quedaban lo más próximos a la orilla, en una gran cantidad de aguas mansas y tranquilas, allá existentes. Cantaron y bailaron todos los atrevidos, otros rieron a mandíbula abierta, formando esplendidas algarabías.
Transcurrido el día y agotados por lo mucho que se movieron, fueron retirándose cada uno para su lugar de residencia y poder descansar ricamente, como deseaban.
Una vez desalojado el lugar, quedando un perfecto remanso de paz. Las platas que habían escapado de la movida, "empezaron" a florecer de alegría por haber escapado de una muerte segura.
Llegado a este punto se puede decir:
¡¡Colorado colorín!! ¡¡El cuento termina aquí!!
En Polinyà a: Año 2007.
Manuel López la Torre
Aula de formación d'aduts dePolinyà.

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