¡¡Avaricia, descendiente de la codicia!! ¿Por qué, no te emparientas con la caridad, descendiente de la bondad, y aprendes a hacer el bien a los demás? ¡Ah! Que tus interiores pensamientos no te dejan así actuar. Piensa, piensa y veras como no es tan difícil el poder cambiar. Con lo que tú, acaparas demás, sin necesidad, muchos problemas se podían arreglar. Tú, piensalo tantas veces como necesites pensar. Al final lo comprenderás, lo entenderás, lo harás, y después, verás que bien te sentirás. Espero que reacciones a favor de lo indicado, después valores el cambio que has dado. Ahora espero tus buenos quehaceres, te dejo en paz: para que puedas así bien reaccionar. ¡Avaricia, avaricia! Piensalo bien antes de actuar: no te dejes por la codicia llevar.
En fin mi consejo ya te di. Ahora depende de ti.
Polinyà a:13-11-2009 (Hora: 19,45)
Manuel López la Torre
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