lunes, 9 de agosto de 2010

EL MUNDO EN QUE VIVIMOS.

El Mundo en que vivimos, se puede asegurar, que lo tenemos más que desatendido, no tenemos respeto y somos unos desconsiderados. Si seguimos no pensando, nos puede llevar a un final algo inesperado: bastante desagradable; "Aunque muchos de nosotros no lleguemos a conocer". Antes de utilizar cualquier producto de los llamados "fertilizantes, herbicidas", entre otros; más perjudiciales a la larga que beneficiosos. Por parte de los técnicos y autoridades, tendrían que implicarse y asegurarse del perjuicio que nos puede acarrear al cabo del tiempo, antes de permitir o autorizar sus usos.

El procesos de superación, en toda vida humana, es bueno que exista, pero no a cualquier precio, y mucho menos, si se corre el riesgo y el peligro de perjudicar la salud y el bienestar de la vida que pueda haber sobre la tierra, como sumergida en las aguas de lagos, ríos, mares u océanos. Están apareciendo algunos grandes peces -sobre todo atunes y semejantes en tamaño-, contaminados por productos pesados utilizados "por el animal llamado -nunca mejor dicho-, hombre".

La vida ha llegado a una extremidad "perdida y olvidada", que no se debe permitir bajo ninguna justificación. En cuestión de 60 años, a esta parte, ha cambiado tanto la vida en la Tierra, y sobre todo en España, la mayoría, suelen llamarle el bienestar del progreso: yo, le llamo -sin el temor de error-, "el progreso de la ignorante y codiciosa avaricia de un gran sector", sin miramiento ni respeto a nada y a nadie, sólo por el hecho de a cumular cuanto puedan: para terminar al fin a al cabo, tal como dice el refrán, ser el más rico del cementerio, sin importarle, la posible opinión que haya podido haber producido sus incorrectas y avaras actuaciones.

Justificación a lo anteriormente dicho:

Antes de los 60 años, anteriormente referidos, el campos de toda España: era una sana balsa de vida, en cualquier lugar, se podía consumir los productos criados en él, como beber agua en el más insignificante venero, arroyo, río o lago -salvo que las aguas fueran salobres-, sin riesgo de ninguna clase. Había sinfín de vida de todo tipo, insectos, reptiles, aves -de todo tipo-, entre otras muchas vidas sumergidas en las aguas. Recuerdo -sin exactitud de año, pero si de década-, apróximadamente en la década del año 1950/1960. Empezaron a realizar las primeras sulfataciones a los olivares -me refiero claro está, a la zona donde yo, crecí-, los primeros años -con retintineo lo digo-, lo realizaron en grandes fincas, voluntariamente por sus dueños -se comprende que resultaba ser negocio-, en muy pocos años, terminarón imponiéndolo a todos los propietarios, consiguiendo con ello muy posiblemente el negocio que habían previsto -pero sin tener en cuenta, el mal que podian producir-, resulta que actualmente no se puede dejar -según dicen-, de sulfatar: como también, han conseguido contaminar el campo de tal forma, que no se puede consumir producto alguno, ni poder beber agua, en ningún sitio, si antes, no se toman las debidas medidas. Por otra parte, han acabado y exterminado, una mayoría de las vidas que anteriormente había, tanto sobre la tierra como sumergidas en las aguas.

Ahora después de haber leído mis precisadas y preocupantes explicaciones; si hay alguien que me quiere creer, que me crea y si no meda igual: pero las cosas son como son y nada más.

Polinyà a: 8-08-2.010

Hora: 17'15

Manuel López la Torre

No hay comentarios:

Publicar un comentario