miércoles, 14 de septiembre de 2011

LA RAZÓN DE LOS REFRANES

                                                     LA RAZÓN DE LOS REFRANES
Dicen que todos los refranes tienen razón y siendo así, claro está, el que dice qué: "EL QUE HIZO LA LEY, HIZO LA TRAMPA". No digamos que no tiene razón. Me quiero referir con esta introducción, a la tan cacareada ley de partidos -confieso no tener la ocasión de haberla podido leer-, no tengo ni pizcas idea de que personas puede haber surgido su redacción, pero me imagino, que tiene que haber sido de personas que viven de la política -que es igual, que decir vivir del engaño-, no cabe pensar o creer que sea obra de personas eficientes, con la suficiente capacidad de distinguir el bien del mal. Hace suficiente tiempo, que vengo observando, el teje maneje, que se traen con determinados partidos políticos: ahora desautorizamos o ilegalizamos a estas siglas, después legalizamos o autorizamos a estas otras -se comprende de que les son más simpáticas-, no puedo comprender o entender, en que consiste la diferencia, cuando los elementos fundamentales son los mismos -las personas-, esto me da lugar a pensar, un ejemplo comparativo: lo que han realizado con los partidos políticos, ilegalizados y legalizados, creo que representa comparativamente:

Como si yo -pongo el ejemplo con migo, para que nadie se sienta herido-, salgo a la calle, con un arma blanca -sin funda o vaina- con la pretensión de vivir del cuento o bien a costa de los demás y para conseguirlo, voy remetiendo a mis congéneres, a toda clase de sometimiento de aberraciones, alguna vez que otra hiero al que se opone a mis propósitos -las autoridades conocen mis hechos, pero por motivos varios que puedo largar, no se atreven a llamarme la atención-, pero un día, hay quien se resiste y me lo cargo: las autoridades no tienen más remedio que detenernos -digo detenernos, al arma blanca y a mi-, realizan toda clase de transmitaciones y al final como los tengo cogidos por donde más les duele, deciden remeter contra el arma blanca, alegando, que carece de la correspondiente protección -vaina-. Como habrán comprendido, me dejan desarmado -yo, comprendiendo el porque me han dejado desarmado-, recurro a donde tengo que recurrir, me hago con otra arma blanca, pero teniendo la experiencia que tengo según lo sucedido, procuro que mi nueva arma disponga de su correspondiente protección o vaina: presento mi nueva arma a las autoridades y claro está, como mi nueva arma dispone de lo que la primera carecía y que por dicho motivo me desautorizaron el ir por la calle con ella, pues con mi nueva arma ya puedo continuar mis cotidianos -anteriores- trabajos.

Con todo mi anterior rollo, sólo quiero llegar a la conclusión, de que en democracia suceden algunas cosas, que poco se pueden entender: los que hacemos las cosas, somos las personas, ni las armas, ni las siglas, llevan acabo por si solas, ni buenos ni malos hechos, y nunca hay que revolverse en contra de ellas. A las que hay que corregir y hacer las correcciones son a las personas. A las personas son a las que hay que ilegalizar, si se les considera fuera de la normalidad. Ahora bien -según se puede entender-, como en política, se comprende que vale todo: el pueblo -sano, bajo y... Como ellos nos quieran considerar-, no tenemos opinión en estas cosas, debiendo de aceptar cuantas decisiones correctas o incorrectas, ellos los sí valerosos -según creencia de una mayoría de ellos-, se les ocurran tomar. Otro remedio no toca.
Polinyà a: 11-09-2.011
Hora: 19'45
Manuel López la Torre

Anexo:
La Judicatura, debe de ser, independientemente en todos sus sentidos de los Partidos Políticos, que puedan existir -tratándose y estar en DEMOCRACIA-, los Partidos Políticos, deben formar los GOBIERNOS, proporcionalmente, entre todos los Partidos, según votos recibidos. Una vez formado el GOBIERNO, promover cuantas Leyes -en caso de necesidad- se deban llevar acabo, presentarlas al Pueblo, para su aprobación, una vez aprobadas y hechos todos sus transmites, entregarlas a la Judicatura, para que puedan usarlas en los supuestos para los que han sido hechas. Las Leyes, son Leyes, y tienen que hacerse con la contundencia y claridad que toda Ley debe contener.

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